CAPÍTULO 19

No entiendo en qué debe de estar metido mi hermano, pero ya todo esto se está convirtiendo en una tortura. Me encojo en el suelo tapándome la cara con los brazos, sintiéndome observada por todos. Pareceré una loca. He evitado un maldito cuchillo que iba directo a mi cara, y todo por haberme asustado al oír a mi hermano. Algo le está pasando, y sea como sea, está intentando comunicarse conmigo.
Recuerdo el día que nuestro padre nos explicó de qué trataba C.E.D.O.S., lo extraño que estaba. No creía que fuese para bien las cosas. Y tengo un mal presentimiento respecto a tal operación, y prácticamente ya estoy segura de que todo este caos se debe a ella. De repente noto una punzada de dolor en el tobillo y en la muñeca. ¿Pero qué...?
- Vaya -oigo decir a Anna- sí que eres buena con los cuchillos.
Lentamente levanto la mirada hasta la suya. Tiene una ceja levantada, y está apoyada sobre una pierna. Miro a los demás. Están en silencio. Abie tiene la boca abierta.
Me levanto.
- Ha sido pura suerte -digo.
Pero sé que no. Justo en el momento en el que se iba a clavar el cuchillo lo he parado, y sé que no ha sido voluntario. Me gustaría decir que eran reflejos, pero estaba demasiado asustada para tenerlos. Recojo el cuchillo y vuelvo a la fila.
La siguiente hora seguimos ensayando, en silencio. Cuando por fin se termina todo, Anna me llama.
- Cuando repartamos las armas, recuérdame que te dé un cuchillo -me dice.
La miro extrañada.
- Solo ha sido suerte -insisto.
- Pues espero que tengas suerte los próximos días también.
Dicho esto, se va hacia el hospital. Suspiro. Al cabo de unos segundos, la sigo. Me voy al comedor. No me había dado cuenta del hambre que tengo. Cuando llego, cojo lo que necesito y unas albóndigas con tomate. Oh, la gloria de las albóndigas con tomate. Busco una mesa, y encuentro una donde están ya sentados Miry, Mac, Jake y Abie. Supongo que es hora de ir asumiendo que voy a tener que soportar a esta última. Voy y me siento a la derecha de Miry, en frente de Jake. Este me sonríe. Bajo la cabeza interesándome en mi plato de repente. Mientras comemos, Miry habla:
- Pues yo espero que esto de pelear se me vaya a dar mejor por que.... -me desconecto. A veces lo hago, para estar más tranquila.
Entonces oigo mi nombre.
- ...Sarah...
Levanto la cabeza diciendo un "¿eh?". Todos me están mirando. Miry se ríe.
- Que estaba diciendo que ha sido impresionante lo que has hecho, evitar el cuchillo -me informa.
Los miro para ver sus reacciones. Todos parecen de acuerdo. Me acabo de dar cuenta de que George se ha sentado a mi lado, y Jessica al lado de Abie. ¿Cuándo han llegado? Me fijo en mi plato de albóndigas, donde ya solo hay un poco de salsa. Deliciosas.
- Pues... -digo- ha sido pura chorra.
*************
Chorra es como decir "suerte".
*************
- Pues que chorra más acertada -dice Mac levantando una ceja.
Me encojo de hombros. No quiero explicar que mi hermano me habló en mi cabeza y que por eso pude parar el cuchillo.
- Por cierto, ¿quién tiró el cuchillo? -pregunto.
Poco a poco, George levanta la mano.
- Culpable.
Le sonrío.
- Menos mal que no te ha pasado nada... -dice- no me lo perdonaría.
- No es nada.
Cuando todos se han comido sus respectivos platos, me voy con Miry fuera del hospital, a que nos de el aire.
- Bueno -me dice- ¿qué te pasó?
La miro extrañada.
- ¿Qué?
- Estuviste como que deprimida unos días.
No quiero contárselo. No quiero decirle que Abbie besó a Jake, y justo en ese momento entré yo en la habitación. Que lloré y lloré hasta que vino George y me consoló. Que vi como su hermano se arrepentía, y lloraba, y se tiraba de los pelos.... y menos aún que ese mismo día, George me besó. Por mucho que ya se haya solucionado... sigo pensando en ello.
Pero se lo cuento. Porque es Miry, mi amiga. Y aunque Jake sea su hermano...
- Entonces -dice cuando termino- esa...ag... Abie besó a Jake.
Asiento. Pone mala cara.
- Y a ti te molestó.
Asiento.
- Y te besó George.
Asiento de nuevo.
- Y lo rechazaste.
Lo pienso un poco antes de asentir. ¿Eso era rechazar?
- Vamos, que te gusta mi hermano.
Me pongo roja como un tomate y empiezo a tartamudear.
- Bu-bu-bueno...eh-e no-no sé....
Miry suelta una carcajada.
- Sí, desde luego te gusta.
- Supongo -respondo encogiéndome de hombros y mirando al suelo.
El día es cálido. Al principio había un poco de nubes, pero se ha aclarado. El viento es fresco, y me da en la nuca, algo que agradezco, ya que me ha entrado calor de pronto. Miro a Miry. Tiene el pelo recogido en una trenza, que le llega hasta el pecho. Sus ojos brillan de felicidad. Es impresionante poder apreciar que alguien esté feliz viendo cómo estamos. No hemos visto raza humana desde que salimos del instituto. Nos vamos a adentrar en la ciudad dentro de unos días, y sólo Dios sabe qué nos pasará. En cambio ella sonríe como burlándose de la vida misma, algo que me gustaría poder hacer a mí. Justo en ese momento comprendo por qué Mac se ha enamorado de ella, y por qué es tan amiga mía. Porque es Miry, y no hay nadie más feliz que ella. Alegra a los demás. Me alegra a mí.
Nos sentamos en unos bancos.
- Jake me dijo que... vuestra madre murió -le digo a Miry.
Asiente.
- No tienes que preocuparte mucho, lo tengo asumido -me dice con una sonrisa.
Qué alivio.
- ¿Y vuestro padre?
- Pues... -dice cruzando las piernas- es un hombre de negocios pero... siempre quiso más y más. Es avaricioso. Pero bueno, es mi padre.
Lo pienso. Teniendo en cuenta que mis padres son...bueno son geniales. Mi madre la alegría de la casa; mi padre, el que pone firmeza y disfruta de su familia; mi hermano, el hijo inteligente y guapo típico de las películas; y yo...bueno, soy yo.
Me golpeo mentalmente por mi descubrimiento.
- Bueno me voy -me informa Miry levantándose- que... Mac me estará buscando.
- Vale.
Dicho eso, se va hacia la puerta y entra, cruzándose con George, que viene hacia mí. Oh, Miry, cómo conozco de bien tus intenciones.
- Hola -me saluda sentándose  a mi lado.
- Hola.
- Quería pedirte si... bueno -se revuelve el pelo- si podías enseñarme a tirar el cuchillo.
Lo miro esperando que sea una broma. Vale, no voy mentir diciendo que soy mala pero, ¿enserio quiere que le enseñe? Me devuelve la mirada con sinceridad.
- Bueno... claro.
Me sonríe. Se levanta.
- Pues mañana por la tarde si puedes -me dice.
Me encojo de hombros.
- No tengo nada más que hacer.
Me levanto, y nos vamos juntos al interior del hospital.

El resto del día me lo paso aburrida, hasta justo antes de la cena.
- Eh, preciosa -me dice una voz.
Me giro y me encuentro con Henry.
- Ni se te ocurra volverme a llamar así.
Se ríe. No tiene ninguna gracia.
- ¿Qué quieres? -pregunto fríamente. 
- Me han informado de que eres buena con los cuchillos -responde acercándose.
Acercándose demasiado.
- Sí, ¿tienes algún problema?
- No, no, era por si querías venirte a mi grupo -me ofrece alzando una ceja.
Me aparto.
- ¿Pero tú de qué vas? -le reprocho- pues claro que no.
Frunce el ceño.
- Piénsatelo.
Se gira, y se va al comedor. Espero unos minutos hasta entrar yo también, al fin y al cabo, necesito comer.
Cuando termino, me dirijo a la habitación. Dentro ya está Jake. Hablamos un poco y luego, sin poder evitarlo, me quedo dormida.
***
Me despierta un balanceo. Abro los ojos y me encuentro con unos azules. Me sonrojo. Empezamos bien el día. Me incorporo.
- ¿Qué...?
- Todos te están buscando -me informa- han encontrado una... nota, creo, y dice tu nombre.
Salgo de la habitación. No serán más de las 8.00  de la mañana. Hay un grupo de gente agrupado en la puerta mirando una sola cosa. Cuando empiezo a pasar entre ellos, se separan susurrando mi nombre. No puedo evitar que siento un poco de miedo, parecen espíritus. He visto demasiadas películas, sí. Cuando llego al final, veo un simple papel. Lo cojo y leo.
<<Queridos niños,
Me enorgullece saber que os estáis entrenando para poder combatir mi poder, es un honor, pero todos sabéis que nada acabará bien. Pero seguís siendo simplemente unos "niños". Todo esto puede evitarse si me dais sólo una cosa. Bueno, más bien, una persona. 
Reclamo a Sarah Ford en la iglesia central dentro de cuatro días. Nada más.
Un saludo,
El que lo sabe todo>>
Trago, mientras una gota de sudor me cae por la barbilla. Noto cómo todo el mundo se ha quedado en silencio. Lo único que oigo, son mis latidos. "Pum-pum...pum-pum..." Dejo caer la nota. ¿Quién está haciendo todo esto? El que lo sabe todo.

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