capítulo 1

CEDOS

   Cierro el libro suspirando. La noche es fría y aburrida. Mi padre siempre me obliga a estudiar al menos, doce horas al día. Una hora para informática, otra hora para matemáticas, otra para lengua... y así con todas las asignaturas . Un rollo, pienso. Y eso es lo que estoy haciendo. Estudiar doce horas a las 10:00 de la noche. Solo me queda una hora de religión y ya terminaré las doce. El problema es que no sé si me dará tiempo antes de ir a cenar... y como mi padre se entere de que me he saltado la rutina me castigará, y mi padre no es el hombre más generoso que conozca, la verdad. Te castigará estudiando día y noche (sin dormir) estudiando toda la historia de nuestra ciudad. Un día que me castigó, estuve a punto de aprendérmela entera, pero mi padre me dijo que no, porque si no no tendría otro castigo que ponerme.

   Justo cuando termino de estudiar oigo a mi madre subiendo las escaleras. Cuando entra en mi cuarto me dice susurrando:

  - Sarah, cariño, no querría interrumpirte, pero tienes que venir a cenar.

  - Vale...-digo como si fuera un fastidio. A veces me sorprende lo buena actriz que puedo llegar a ser. Creo que es lo único que se me da bien.

   Cuando decido ir a cenar, entro en la cocina y veo a mi madre cocinando pescado, otra vez,creo que llevo cenando lo mismo toda la semana porque mi madre dice que es muy saludable, pero yo creo que comer tanto pescado no va a acabar siendo bueno. Por Dios, que asco.

  - Gracias por venir- dice con su típica sonrisa. Mi madre es la tranquila de la familia, siempre está contenta. Aunque a veces es bueno... no sabe hablar de cosas serias y, eso a veces es un fastidio.
  - No es nada- respondo sentándome tranquilamente.

     En ese momento entra mi hermano Víctor ; tiene un libro en la mano izquierda y un ordenador en la otra:

  -Hola mamá- dice .Creo que no se ha dado cuenta de que estoy hasta que dice -Hola Sarah.

  - Hola- decimos las dos a la vez.

   Se sientan los dos ordenadamente en la mesa y se sirven su respectiva parte del pescado. Miro a mi madre, que sigue sonriente ; siempre he visto a mi madre como una mujer guapa, incluso ahora que tiene los mechones rubios del moño por la cara. Después miro a mi hermano, que tiene su pelo negro por toda la cara y está inspeccionando el pescado con el tenedor. Mi hermano siempre me ha parecido guapo, con la cara fina pero no demasiado. El típico chico que vuelve loca a cualquiera. Pero el no es " el típico chico ".  Al lado suya, me doy cuenta de que esta la silla vacía de mi padre.
  - ¿Dónde está ?- le pregunto a mi madre sin poder resistirme. Al ver que mi madre tensa la cara me doy cuenta de que sabe a quien me refiero.
  - No lo sé- responde- me dijo que tenía cosas pendientes en el trabajo y que a lo mejor llegaba un poco tarde. No te preocupes – añade. 
  - ¿ Cómo no se va a preocupar - interviene Víctor- si últimamente siempre llega tarde a casa ? .

     Sin responderle mi madre baja la cabeza y empieza a comer. Víctor y yo decidimos imitarle y empezamos a comer. No te preocupes, me digo.

   No me gusta el pescado y cuando me lo estoy comiendo no puedo evitar un par de arcadas. Mi madre me mira con mirada asesina y me riñe, pero después se vuelve a relajar. Cuando nos estamos tomando el postre mi padre entra por la puerta:
  - Hola -nos saluda- ¿Qué tal la cena?-añade.
  - Bien aun...- intenta decir mi madre.
  - ¿Dónde estabas?- le interrumpe Víctor.
  - Víctor , no deberías interrumpir a tu madre – le reprocha mi padre.
  - ¡Respóndeme!- exige. Pero al ver la mirada de mi padre añade- por favor.
  - Estaba haciendo cosas en el trabajo.
  - ¿ Qué cosas?- pregunto sin poder contenerme.
Después de un silencio eterno en el que creo que no me va a responder , dice:

  - Últimamente en el trabajo todo está alborotado porque han conseguido hacer una operación en la que una persona puede acumular todos los conocimientos de nuestra ciudad – empieza - se llama CEDOS , Conocimientos Exigidos De Operación Superior. Han creído que sería un buen nombre. Y para conseguir todos esos conocimientos se necesitan a muchos trabajadores. Como soy el jefe en los descubrimientos científicos, me han pedido que consiga todos los de nuestro sector, y eso es lo que estoy haciendo estos días. Hay tantos que tengo que conseguir, que no puedo perder ni un solo segundo del día , pues mi superior me ha exigido que los consiga cuanto antes y las pruebas para elegir quien será al que le haremos prueba serán dentro de dos días, así que...
  - ¿Tu superior?- pregunto.
  - Sí - responde mi madre - ahora su superior es el alcalde y vuestro padre tiene que trabajar más.

   Pienso en lo que ha dicho mi padre sobre el experimento de la operación y por primera vez noto que tengo intriga.
  - Entonces , ¿el experimento es como una operación en la que una persona puede contener todos los conocimientos de nuestra ciudad?- pregunto repitiendo a mi padre. Vaya tontería.

   Mi padre asiente y yo sigo:
  - ¿ Y para qué quieren hacer esa operación ?
  - Para conseguir un buen líder, como ya te habrás dado cuenta, nuestros líderes nunca duran mucho y acaban en la ruina – suspira y sigue - creemos que servirá .

   Me quedo perdida en mis pensamientos hasta que mi madre dice:
  - Sarah, ¿te pasa algo? Estás roja.- no me había dado cuenta y cuando me toco la cara noto que la tengo ardiendo.
  - Oh, no me pasa nada, es que... es impresionante lo que pueden inventar.

   Sonrío a mi madre y ella me devuelve la sonrisa, así que me doy cuenta de que no me va a hacer más preguntas.
  - Hmmm....- dice Víctor.
  - ¿Qué pasa?- pregunta mi madre.
  - Nada, solo tengo sueño, me voy a dormir. Buenas noches- y antes de que nadie pueda responder, sale de la cocina y se va a su cuarto.

   Se va mirándose las manos, cosa que solo hace cuando tiene que pensar mucho, y cuando tiene que pensar mucho es porque no es nada bueno. Decido seguirle.

  - Yo también tengo mucho sueño - digo bostezando - buenas noches.

  - Buenas noches -dicen mis padres.

   Cuando salgo voy directa al cuarto de mi hermano. Tiene la puerta medio abierta así es que puedo ver lo que está haciendo. Abro mucho los ojos, no me lo puedo creer. No está haciendo nada. Está mirando el techo con los ojos en blanco. Da un poco de miedo, porque parece que está en shock.

  - Eh...- le digo- ¿Puedo entrar?

   Víctor me ve. Primero parece asombrado, pero después sonríe y asiente. Hace un gesto con la mano para que me siente a su lado en su cama y le obedezco. Cuando me siento me mira de una manera que, por dentro,me intimida. Ni que fuese guapa.

  - ¿Qué pasa? -le pregunto- ¿Por qué me miras así?

  - Es que te pareces mucho a mamá - me dice casi con cariño.

  - Lo único que tengo igual de mamá es el pelo, que las dos los tenemos rubio, no digas tonterías Víctor. Somos dos personas completamente diferentes, ella es simpática con todo el mundo y yo no. ¿Acaso somos iguales? Yo soy menuda y fea. Además antipática y borde. ¿ Eso para qué sirve?

  - Tenéis los mismos ojos. - noto que no contradice que yo sea fea y menuda. No te habrá oído. O simplemente pasa del tema para no herirte.

  - A lo mejor...- digo susurrando.

   Entonces me doy cuenta:

  - ¡Yo no venía a hablar contigo de mis parecidos con mamá! - le digo casi riñéndole y me sonríe- ¿Qué te ha pasado? ¿En qué pensabas?

  - Es que...- sacude la cabeza - nada, son tonterías mías.

  - Me gustan las tonterías – digo. Se ríe.

  - Vale- dice.

   Me acomodo en la cama para escucharle y empieza:

  - A ver, es que...no me parece bien tal operación , primero, quita oportunidades a algunas personas de ser líderes y segundo y más importante , me parece peligroso que una persona sea tan lista, porque sabiendo tanto se lo va a tener muy creído… y además hay gente que tiene cosas privadas y él también las sabrá , o ella. Y como no, todo el mundo querrá ser el líder...  Creo que el problema no es ser tan inteligente. El problema es querer ser tan inteligente ¿quién no quiere saber todo, absolutamente todo?- No respondo, ¿y si es verdad? ¿Y si es peligroso que alguien sea tan listo? No, Sarah, no lo es. Podría ser un privilegio. Igualmente le respondo:

  - No se… A lo mejor tengas razón.

  - Sí, quizás...

  - Bueno, creo que debería irme - le digo y él asiente - buenas noches.

  - Igualmente.

   Voy a mi cuarto medio corriendo, no sé por qué. Una sola palabra retumba en mi cabeza. Cedos,cedos, cedos, cedos...