sábado, 9 de mayo de 2015

Capítulo 10- finalizado



  Me despierto tranquila. No creía que podría volver a hacerlo. Un rayo de luz entra por la ventana, cosa que indica que todavía es por la tarde, y me da directamente en los ojos. Los entrecierro molesta. Me siento poco a poco en la cama intentando no apoyarme ni en la muñeca ni en el pie, y entonces veo una figura que está justo delante de mis pies, observándome.

 - No grites, por favor -suplica Mac.
Lo miro enfadada. Es confuso que te digan que no grites cuando te acabas de despertar y te encuentras a una persona que te ha tirado al suelo mirándote.
 - ¿Qué quieres? -pregunto fríamente.
Él se acerca con su silla al lado derecho de mi cama.
 - Sé que crees que te tiré a postas al suelo, pero no fue así, te resbalaste.
 - Eso es mentira -exclamo- además, te reíste, y les has mentido a todos al respecto. ¿Por qué no les has contado que me "resbalé"?
 - Por que ya sospechan demasiado de mi al tener los ojos lilas, como los infectados.
Se tapa la cara con las manos suspirando. La luz refleja mechas medio rubias en su cabeza.
 - Si eres un infectado, tienes la marca -digo recordando- enséñame que no la tienes y dejaré de evitarte.
Me mira animado y rápidamente empieza a quitarse la camiseta. Toso tragándome un grito de sorpresa y sin poder evitarlo me tapo la cara con las manos sonrojándome. Tendría que haberlo previsto.
 - ¿Qué pasa? -pregunta Mac separándome un par de dedos, de tal manera que le veo la cara.
Vuelvo a juntarlos. Por Dios.
 - Es...tás...sin camiseta -respondo entrecortadamente.
 - ¿Y qué? Ni que quisiese ligar contigo.
Me coge las manos y las separa de mi cara sudorosa.
Como es de esperar, está en forma, pero no tan exagerado como los típicos modelos de las revistas. Para tener 15 años.. no está mal. Pero lo único que quiero ver es su espalda. Como si me leyese el pensamiento, se da la vuelta y lo veo. Bueno, más bien, no lo veo. Por que no tiene marca, simplemente un par de lunares. Suspiro tranquila. No sé como pude pensar que estaba infectado. Se comportaba normal... y seguramente me resbalé, como él dijo. Pero...
 - Vale, te debo una disculpa -aclaro- pero no tiene sentido por qué sonreíste al caerme.
Me mira frunciendo en ceño.
 - Yo no sonreí en ningún momento.
 - Si...
De repente, todo se vuelve borroso, como la otra vez. Me tiro hacia atrás agarrándome la cabeza, que me empieza a palpitar. Entonces veo una imagen borrosa, una imagen ya vista, exceptuando una cosa: veo a Mac encima mía, con los brazos todavía extendidos, intentando llevarme, como ese día, pero esta vez no está sonriendo. Está con cara de preocupación.
Todo se aclara.
Miro a Mac extrañada.
 - A lo mejor...tienes razón -coincido- el golpe me causaría alucinaciones o algo.
Asiente complacido. Toso exageradamente bajando la cabeza.
 - Ya...m... puedes ponerte la camiseta -digo.
 - Ah, claro.
Levanto la cabeza para ver como se la pone, y en ese mismo momento entra otra persona por la puerta. Oh no. Jake se queda parado junto a un cristal asimilando lo que ve. Noto como todo mi ser se sonroja, si eso puede suceder. Cojo la primera manta que veo y me la hecho por encima, como hacía de pequeña, escondiéndome de todo lo que me rodea.
Oigo una risa y no puedo evitar mirar por encima del edredón. Mac se está partiendo de risa, ya con la camisa puesta. Sonrío un poco, pero no puedo evitar sentirme inquieta por el hecho de que Jake me está observando con una mirada asesina. La risa de Mac me da confianza de tal modo que me quito la manta de encima y le planto cara a Jake sosteniéndole la mirada. Él me la sigue un rato, pero luego vuelve la mirada a Mac, que sigue tronchándose.
 - Esto...-dice entre risas- no es...
 - No quiero explicaciones -le corta Jake intentando sonar amigable- vengo a hablar con Sarah.
Mac asiente levantando los brazos inocentemente y se va con paso ligero de la habitación.
El rostro de Jake cambia de una sonrisa falsa a... bueno, ninguna sonrisa. Me vuelve a mirar y esta vez no puedo evitar bajar la cabeza. Se sienta a mi lado.
 - Mi hermana me ha dicho que quieres salir de aquí más o menos mañana -me dice tranquilo- y venía a decirte que tendrás que esperar un poco, pero que seguramente... dentro de cinco días nos vallamos de aquí.
Me animo un poco y levanto la cabeza.
 - Como ya sabes -sigue- esta noche vamos a ver las plantas superiores, y dependiendo de lo que nos encontremos, haremos una cosa o otra.
Asiento pensando en Miry, que me prometió llevarme también a investigar. Jake me mira extrañado.
 - ¿No vas a insistir en querer venir? -pregunta entrecerrando los ojos.
 - Ya tengo asumido que no me vas a dejar.
Alza las cejas.
 - No puedo evitar preguntarlo, ¿qué estabais haciendo Mac y tú? -pregunta.
 - Me estaba enseñando que no tenía la marca, para verificar que no está infectado.
Jake se acomoda en la silla cruzando los brazos.
 - ¿Y tenía que quitarse la camiseta para eso? -pregunta irritante.
Cierro los puños mosqueada. Ni que yo se lo hubiese pedido.
 - ¿Tienes algún problema? -le reprocho.
Me mira, y puedo notar en sus ojos una pizca de furia. Los cierra y los abre lentamente, y vuelve a calmarse.
 - No, ninguno. Pero parecía más bien que quería enseñarte sus musculosos bíceps, más que otra cosa.
Se levanta tranquilo de la silla y se dirige a la puerta. Frunzo los labios.
 - Qué pasa, ¿estás celoso?
  Se para en seco y veo como cierra los puños hasta que sus nudillos se vuelven blancos. Veo como su cuerpo se tensa. Me he pasado. Se da la vuelta, y veo en su cara una expresión horrible. De enfado... y no sé que más. Algo extraño. Me fulmina con la mirada.
 - No podías evitar decirlo -dice demasiado tranquilo.
Pero entonces estalla.
 - ¿NO? -grita- ¿No podías callarte por una vez cada cosa que se te pasa por la cabeza? Con todos los favores que te hago...
 - ¿Favores? -exclamo- tú no me has hecho ningún favor, simplemente me has quedado encerrada toda esta maldita semana, como un animal en una jaula. ¡Y no lo soporto!
Me pongo de pie haciendo caso omiso al dolor que me atormenta. Jake se ríe con una risa seca.
 - No sé si te has enterado, pero te salvé de que Henry te pisase en toda la cara. Y gracias a mí, ganaste. Ni tu amigo Mac ni mi hermana se movieron.
Abro los ojos como platos. Así que fue él. Fue él el que luchó contra Henry y sus compañeras. Él solo. Por mí. Me fijo bien en su cara y veo que tiene un largo corte por la mejilla izquierda, ya medio cicatrizado. 
Me salvó.
 - Pero no te preocupes, -dice escupiendo las palabras- no te volveré a hacer ningún favor, si así lo quieres.
Lo miro, y me devuelve una mirada llena de asco.
 - De hecho -dice dándole una patada a la silla- te dejo en paz. Haz lo que quieras. Vete a donde quieras. Ya no me importa.
   Veo como, con paso firme, se va hacia la puerta y la cierra con un gran golpe que me retumba en la cabeza. Noto como una lágrima se cae lentamente por mi mejilla, y luego muchas más la siguen. Me quedo mirando la puerta mientras caen. Entonces noto todo como si mi cuerpo pesase el doble, y me derrumbo en el suelo.

 ***
Al cabo de más o menos media hora tirada en el suelo, decidí levantarme. Me tumbé en la cama y me quedé mirando al techo. Otra vez más, la he fastidiado con otra persona que me importa. En verdad, ahora que lo pienso, nuestra pelea ha sido una tontería, pero una tontería tan grande que puede romper mi amistad con él. Y él...
 Cierro los ojos intentando dormirme, intentando irme a otro mundo, cualquier sitio lejos de el hospital, pero nada ocurre.
No sé cuanto pasa hasta que llega Miry y me saca de mis pensamientos.
 - Eh -dice sacudiéndome del brazo- dormilona.
La miro intentando sonreír, pero lo único que me sale es una mueca. Aun así me sonríe radiante y dice:
 - Es hora de la acción.

****
Los primeros pasos resultan hasta fáciles, pero luego el pie se empieza a quejar y todo empeora. Andamos de una punta del hospital hasta la otra, cosa que se me hace eterno. Pero Miry no parece cansarse ni una pizca. Esta vez no lleva recogido el pelo, y de vez en cuando se le hecha a la cara, pero ella se lo quita con despreocupación. No sé si no está nerviosa o simplemente finge no estarlo, pero desde luego, parece de lo más tranquila. Lleva una camiseta negra de hombre de Star Wars, y los pantalones, ya de mujer,blancos. Un contraste demasiado llamativo para mi gusto, justo por el hecho de que no nos tienen que ver y esos pantalones prácticamente te quedan ciego. Yo, en cambio, no llevo los pantalones blancos, si no la camiseta. Los pantalones son de camuflaje. Me miro extrañada. La última vez que me fijé en lo que llevaba puesto, era la misma ropa que la pelea, pero esta vez ya no era la misma. Alguien me había cambiado la ropa. Decido no preguntar nada al respecto, porque es demasiado vergonzoso para mí, pero entonces Miry se adelanta leyéndome el pensamiento y dice:
 - Yo te cambié la ropa. No te preocupes, no fue mi hermano ni Mac.
Al pensar en Jake me entristezco. Me miro los pies para distraerme. Sigo mirando hasta que llega un momento que Miry me para, evitando que me choque contra una escala que tengo justo delante mía. Sin preguntar ni ofrecerse, Miry se adelanta y sube ágilmente la escala, y desde arriba, me ofrece la mano sonriendo. Se la cojo sin pensármelo dos veces. Me sube tensando los músculos, y veo como la primera gota de sudor le cae por la frente. Cuando llegamos arriba reconozco la sala al instante. Es la misma por la que anduve en mi sueño. Pero todavía queda una planta para llegar a donde supuestamente debe de estar Víctor. Me guío por mi misma yendo hacia la puerta izquierda, luego un pasillo... la cuarta puerta. La abro y me encuentro otra vez con una escala.
 - ¿Y dónde están todos los que investigan? No los hemos visto por ahora – le pregunto mientras subimos la escala - ¿Y tu hermano?
 - Los investigadores ya estarán arriba. Hace una hora o por ahí que empezaron – responde mirando hacia arriba – mi hermano no va con ellos.
 - ¿Y eso? - pregunto extrañada.
 - ¿No te lo contó? Dijo que no a su puesto de investigador para dejártelo a ti, porque el máximo era de cinco personas, así que se fue para que tú pudieses ir protegida. Al menos eso me dijo a mí -explica.
Se me encoge el corazón mientras los ojos me arden.
 - Fue a hablar contigo ¿no? - pregunta y asiento - ¿Acaso no te contó que te dejaba el puesto? Si especialmente fue a verte para eso.
Me encojo de hombros resistiendo las ganas de llorar. Soy un monstruo. Le grité...le bordeé... Y ya no me volvería a hablar.
Miry parece darse cuenta de que no tengo ganas de hablar del tema, así que se calla y me ayuda a subir definitivamente.
 - ¿Y por qué viniste entonces a por mí, si ya iba a ir con los investigadores? -pregunto.
 - Porque, a lo mejor, no te apetecía ir con ellos.
 Me río por lo bajo.
 - Siempre te preferiré a ti -digo sonriendo
 - Lo sé.
La miro con admiración. Siempre tan suelta, sin ningún problema. Siempre sonriendo. Aun que... se dice que las personas que más sonríen son las que más problemas tienen, y que sonríen para ocultarlo y olvidarlo. Supongo que es mentira, que sonríen por felicidad, como debe ser, pero nunca se sabe nada con exactitud.
 - ¿Y tu hermano ha ido al final?
 - No sé.
Sinceramente, no soportaría verlo. Seguro que pasaba de mí. Y peor aun, Miry se iba a enterar de que había ofendido a su hermano y... no quería que más gente se enfadase.
Llegamos a la planta. Esta si que la conocía bien. Era justo en la que había visto a mi hermano variadas veces. Empiezo a andar lentamente, cojeando ligeramente, y entonces oigo voces. Todas las voces de chicos. Podrían haber elegido alguna investigadora. Me paro y miro a Miry alarmada como preguntándole qué hacemos. Ella se encoge de hombros, sonríe, y se mete por una puerta. Doy un suspiro y la sigo. Entramos en la habitación 226. Lo primero que me llama la atención es el olor. Huele horriblemente. A sudor y a pies. Peor que yo misma, aun que realmente, parecía que ya estaba más limpia. Miro para los lados. No parece que haya nadie. Miry me mira tapándose la nariz y me hace señales con la mano que le sobra para que salga. Sin oponerme, salgo apresuradamente. Ese fue el peor error que pude hacer. Nunca debes apresurarte. Por que puedes tropezarte... y darle sin querer un puño en la cara a alguien. Y luego, como no, caerte. Me quedo paralizada en el suelo. Cuando me armo de valor, levanto la mirada asustada. Me encuentro con los ojos azules de Jake observándome. Pego un grito ahogado. Tiene una marca roja justo al lado de la cicatriz.
 - Lo...lo...lo siento -digo tartamudeando.
Él me mira, y luego, sin decir palabra, mira a su hermana.
 - ¿Se puede saber qué hacéis aquí? - pregunta enfurecido.
 - Pasar el rato -responde Miry.
E instantáneamente, me coge del brazo y sale corriendo conmigo a rastras. Es impresionante lo rápida que es. Al conseguir ponerme de pie, ella sigue corriendo, y en cinco minutos la he perdido de vista. Sigo corriendo lo más rápido que puedo, pero en un tiempo límite, ya noto la respiración de Jake a mis espaldas. Intento alcanzar a Miry, pero Jake me coge del brazo y tengo que pararme. Lo miro inquieta.
 - No hay nada. En toda la planta. Nada -dice, y se va corriendo tras su hermana, a una velocidad parecida.
Cierro los ojos reprimiendo las ganas de gritar. ¿Nada? Tiene que estar mi hermano. Sí o sí. Corro, esta vez en dirección hacia la sala que tantas pesadillas me produce. Al llegar, veo a cuatro chicos de aproximadamente mi edad mirando hacia donde yo tenía que ir. Me abro paso entre ellos, y cuando miro lo que hay, me derrumbo en el suelo, en medio del corro. En frente mía, me encuentro con... el cielo. El edificio, tan bien hecho, tiene, justo esta sala, cortada. Literalmente cortada. Como si una espada enorme la hubiese cortado. Lo único que puedo ver, es la ciudad a lo lejos, el suelo a no sé cuantos metros, y el cielo. Donde debería haber estado mi hermano... no hay nada.
Me encojo sobre mi misma unos diez minutos, y los chicos se me quedan mirando. Que miren. Que miren como lloro. Entonces llega Jake, con su hermana detrás. Me coge del brazo y me levanta rápidamente. Me coge de los hombros alarmado.¿Tú lo escuchas? - me pregunta con los ojos desorbitados.
 -  ¿El qué?
 - Entonces escucho. Un leve “tic, tic, tic, tic”. Un sonido parecido al de una...
 - Bomba.
Y antes de que nadie pueda hacer nada, toda la planta explota por los aires.



1 comentario:

  1. Madre mia! A ti si que te gusta dejarme en ascuas!!
    Me ha encantado...¿Que pasara luego? ¿Encontrará a su hermano?
    Espero que lo encuentre y haga las paces con Jake.
    Besos
    Y no tardes en subir el siguiente capítulo, mi preciosa madrina.
    Alexa

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